Page 39 - Entre Hilos y Cuerdas
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Dos Capricornios
En 1983, Laura Elenes entró en la Galería de Nathan Hart en San Francisco, en donde yo tenía una exposición individual de obra reciente.
Llegó con mi amiga Eleanor Kent también artista, y cuando ella sonrió, con su enorme sonrisa, mi mundo cambió para siempre.
Laura miraba mis pinturas e inmediatamente me ofreció una exposición en la Galería Magali en Ciudad de México. Era un espacio hermoso, con doce salas, se requerían mínimo 50 pinturas para cubrir los magníficos muros, debía estar lista en tres meses. Miré alrededor y contesté: “¡por supuesto!”
Éste se convirtió en el lema para todos nuestros colaboraciones durante el cuarto de siglo siguiente. Por supuesto lo haríamos. Laura y yo acarreamos pinturas por todo el mundo, la remontábamos en los bastidores, las colgábamos, escribimos todas las cartas necesarias, hicimos la publicidad, solicitamos firmas cuando era necesario, organizamos exposiciones y conferencias de artistas, había que hacer arreglos casi inhumanos para manejar cada tipo de obra, combatimos por los derechos de los artistas, dimos entrevistas de televisión, reuniones y más reuniones con embajadores, abogados, intelectuales y chamanes.
Enviamos artistas con trabajos a todos los rincones de la Tierra, los presupuestos se integraban con la suma de promesas pequeñas.
Algunas veces, en las pocas tardes libres, caminamos juntas bajo las luces blancas de las ciudades.
Laura Elenes y Betsie Miller-Kusz
Todavía tenía un día antes de la internación final, así que su hija Silvia y yo encontramos una fea mochila, pero suficientemente fuerte para sostener 9 la urna y la llevamos a Teotihuacan, donde realizamos las ceremonias
que ella nos había enseñado.
Con la urna a cuestas, subimos la Pirámide del Sol, algo que ella no podía hacer en vida. La ofrecimos al sol y la posamos sobre el “ombligo del mundo”, con incienso agua y rezos, repetimos alguna de sus bromas. Entonces la llevamos abajo de nuevo, paso a paso, de lado, ella así nos lo
 Viajamos y pasamos de “contrabando” el arte, hablamos y escribimos. Algunas noches permanecíamos despiertas hasta el amanecer trabajando en planeación y traducción. Discutíamos pasando de la filosofía, a la metafísica, al arte, a la poesía, a la geometría y a nuestros niños. Diseñamos estrategias alrededor de las mesas de cocina o en restaurantes ruidosos, comiendo algo terrible o viejas
tostadas con queso seco.
De vez en cuando, pasabamos un día en un
SPA. Funcionábamos generalmente, en San
Francisco y en México D.F.
Laura y yo viajamos a cada pirámide y ruina disponible, determinadas a descubrir los mensajes ocultos.
Su conocimiento profundo del pensamiento precolombino, aunado con mis investigaciones científicas significaba que podríamos ver imágenes e información ocultas normalmente al ojo humano.
Nuestras psiques recibieron esta información y se fueron transmutando a nuestra pintura, la suya hecha en collages con manta de cielo, la mía en colores de acrílico sobre lienzo.
La búsqueda hacia el futuro, pero entendido en el presente absoluto. Ella era un amiga más allá de toda la amistad, una guía, una cómplice.
La muerte de Laura fue repentina, al pie de la entrada de su Estudio, justo después de dar su última clase en el Orfeó Català...
Me enteré cuando estaba en mi tierra, Nuevo México. En menos de 24 horas, estaba en San Francisco para partir en el primer vuelo hacia México.
Era demasiado tarde para su funeral; su cuerpo estaba reducido ya a cenizas, sostenidas suavemente en un caja de oro.
enseñó, nuestra Laura, nuestra Chata.
Mi íntimo y personal adiós fue en el Café Mozart en Perisur, donde ella y yo habíamos compartido nuestras
preocupaciones y problemas entre cappuccino y galletas.
Faltaba una hora para el servicio final, así que llevé las cenizas otra vez a nuestra mesa, la de siempre, y pedí dos cappuccinos.
No sentía nada sólo tristeza, porque su espíritu se había ido lejos ya y así, ella estaba lista para ser colocada en la cámara acorazada del entierro.
Luego, su familia y yo nos fuimos a un sitio tranquilo a comer, y seguimos adelante con nuestras vidas.
Dos Capricornios... (casi) nos leíamos el pensamiento.
¡Venimos de tan diversos lugares y culturas, incluso diversas épocas, pero sabíamos siempre que éramos hermanas........Of Course! ...
Laura Elenes entro en mi vida y la cambió para siempre.
Laura Elenes entro en mi vida y la cambió para siempre.
 Laura Elenes

































































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