Page 52 - Entre Hilos y Cuerdas
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Mis Raices entre Hilos y Líneas
La exposición muestra la gran facilidad que la autora ha tenido siempre para comunicar una serie de sentimientos y emociones por medio de su obra artística y esto es... sin duda alguna, un don enorme.
Cuando me disponía a escribir esta presentación, me di cuenta que, en realidad, su técnica no tiene antecedentes. Es decir, la manera en que trabaja, es original y no tiene par.
Lo único que la une a otros artistas es el bastidor que sostiene sus mantas de cielo, sus dibujos y sus hilos. Las creaciones que logra con estos pocos elementos son fantásticas, y sustentadas siempre en toda una tesis.
Un pequeño pedazo prehispánico de manta de cielo conservado en el Museo de Antropología es suficiente para demostrar que fue de uso común entre los originales pobladores de estas tierras. Es por eso que la adopta para expresar su arte que la ha llevado a lugares tan distantes como España, Turquía, Japón e Italia.
Laura Elenes realiza sus trabajos en sesiones porque tiene que cerrar el círculo de lo que pensó y que mágicamente plasma sobre el bastidor. Sobre la tela queda todo lo que es. Ahí esta su fuerza, su alegría por la vida, su enorme ángel, su sonrisa y su humor, a veces irónico, otras juguetón.
Y que decir de sus manos que manejan la tela a su total antojo y ésta se deja como si supiera que adquiere vida en los cuadros. Jalada, rasgada, doblada, estirada, estrujada, material dócil y obediente a sus deseos.
Los hilos, además del fuerte simbolismo que la artísta les concede, son el complemento natural de la tela formada por
ellos mismos, y muchas veces, son los que delinean el dibujo. El hilo, símbolo de unión entre los seres, es un elemento primordial en su obra.
Puede ser el misterioso cordón de oro o plata que lleva al hombre hacia Dios; o representar el camino de la vida, el destino, el lazo que existe entre padre e hijos, una flecha, una señal o una punta directa al cielo.
En la cosmogonía indígena, pero también en la hermética religión católica de los siglos XVI y XVII, todos estos misterios están considerados, si bien, desde puntos de vista diferentes.
Sus raíces...nuestras raíces mexicanas, se salen de sus cuadros de tan evidentes que son.
Ahí esta el clásico perfil maya, el descarnado,
las tzompantlis o muros de calaveras, concepto
dual de vida y muerte que combinado con el
sentimiento tremendista de los españoles por
la muerte, (Carlos V, celebró sus exequias en
vida) dio por resultado esa nuestra particular
convivencia festiva y hasta burlona con la calavera, manifiesta en la obra, quien nos hace reír de buena gana, cuando comenta que en México es el único lugar del mundo donde se puede vivir en Barranca del Muerto, comer en la fonda “Las Calaveritas”, trabajar en Calzada del Hueso, divertirse por la noche en “Las Catacumbas”, recibir como regalo una calaverita de azúcar o chocolate con tu nombre el 2 de noviembre y agradecerla con un exquisito Pan de Muerto.
Cuando usa colores son los llamados mexicanos, repetidos en las piedras como complemento de alguna idea artística junto con metales de oro y plata, que también nos remiten a épocas prehispánicas.
Laura juega en su obra artística con todos estos elementos y más. Las máscaras, la magia intrínseca en todo lo mexicano, el fervor a La Guadalupana, en nuestro país, dice, podrás no ser católico pero eres guadalupano.
Nos muestra a una Frida Khalo con la imagen de la muerte en la frente en lugar de la efigie de Diego...a quien también nos recuerda pero con alcatraces.
La monja florida que representa la época virreinal junto con el cuadro titulado “Deshojando el barroco”.
y precisamente sobre este tema es el cuadro que considero más importante de esta serie, el políptico de la Sagrada Familia, de Gaudí, algo que sé la autora disfrutó mucho al realizarlo y que le recuerda la exuberancia barroca tan afín a lo mexicano.
Hay en esta obra de Laura Elenes una raíz mexicana muy profunda.
“Tilma”
Collage Acrílico y manta de cielo sobre fibracel 80 x 80 cm Colección Laura Márquez Elenes
Laura Elenes

